Es increíble observar cómo en solo 100 años el mismo evento se repite y solo cambian los actores políticos que obstinadamente buscan conmemorar millonariamente un evento que el pueblo no necesita, ni reclama.
La obra a Magallanes, del escultor Guillermo Córdova, ubicada en la Plaza de Armas de Punta Arenas, fue una empresa titánica desarrollada en sólo once meses. Por sus dimensiones se habrían requerido entre tres a cuatro años de trabajo constante.
Inaugurada el 15 de diciembre de 1920 en conmemoración del cuarto centenario del viaje de Magallanes, fue financiada a modo testamental por José María Menéndez, acaudalado empresario de origen asturiano arribado a Magallanes en 1875 y fallecido en Buenos Aires en 1918. Fue él quien dejó estipulada como una de sus últimas voluntades la entrega de 150.000 pesos para la construcción de un monumento en honor al destacado navegante portugués Hernando de Magallanes. Los dineros privados estaban y solo participaron 7 artistas, en unas bases realizadas desde Santiago, centro neurálgico de la dedocracia cultural de este país.
Desde Santiago se llamó a concurso a los creadores más importantes de la época. A cargo del certamen estuvo Joaquín Díaz Garcés, director de la Escuela y Museo de Bellas Artes, quien había viajado a Punta Arenas con anterioridad e incluso habría conocido a José Menéndez, quien le había dado las primeras luces de su proyecto de monumento.
En el concurso se puso una condición, cual era “que el monumento será puesto a la puerta de nuestra patria, y que contemplarán más los extranjeros que llegan que nosotros mismos”.
Córdova cruzó la cordillera al recibir en Buenos Aires noticias de un concurso en conmemoración de los cuatrocientos años del viaje de Hernando de Magallanes al territorio que hoy lleva su nombre.
Ganó el concurso y con el mismo equipo afiatado en la construcción del monumento a O’Higgins, que realizó en Buenos Aires, trabajó sin descanso durante escasos once meses para lograr levantar este ícono en la memoria del territorio.
Quién desea volver a Punta Arenas debe dirigirse a esta hermosa obra y besar el pié del patagón.
Hoy la historia se repite.
Sorpresivamente y pese a que desde Julio del 2018 se constituyó la Comisión Regional por los 500 años del descubrimiento del Estrecho, y luego en Julio 2019 el Jefe de Estado encabeza primera reunión del Consejo Presidencial por los 500 años del Estrecho de Magallanes, aparece, sin meter ruido, un concurso en el programa del consejo asesor para la celebración del quinto aniversario de la llegada de Hernando de Magallanes al Estrecho de Magallanes, y se encomendó al MOP (Ministerio de Obras Públicas) la realización de un concurso express para construir una escultura en la región con un presupuesto de más de $320.000.000 en tiempos donde el mundo de las artes lo está pasando mal con la grave crisis del país.
Nuevamente el MOP hace un concurso cerrado, e invita SOLO a 6 artistas a participar, reiterando la desigualdad de oportunidades y las malas prácticas en el mundo de la cultura a la chilensis. Prácticas que en gobiernos de derecha se acentúan con más descaro aún.
Este acto dedocrata se intentó realizar también el 2019 con el concurso COP25 y gracias solamente a la intervención de la SOECH, se les obligó a realizarlo como concurso abierto.
La obra ganadora
La obra “Circunnavegación” del artista nacional Francisco Gazitúa, resultó ganadora del actual concurso de arte público realizado a puertas cerradas y organizado con DEDOcracia.
En este llamado a concurso también participaron por invitación los artistas Vicente Gajardo, Osvaldo Peña, Carlos Fernández, Paola Vezzani y Marcela Romagnoli. Obras y propuestas que no sabremos de ellas pues todo esto se mueve en oscuros salones sin audiencia, sin streaming y sin transparencia.
Según lo propuesto por el artista en los antecedentes entregados durante el concurso, la obra “Circunnavegación” se constituye en un silencioso testimonio material del viaje de Magallanes, situando a Punta Arenas como un importante referente en la historia científica de la humanidad. “El viaje de Magallanes impone una verdad científica que cambia el esquema ptolemaico y su inherente visión geocéntrica, por la heliocéntrica simbolizada por una nueva Esfera Armilar, también evocada por este monumento”, asegura Gazitúa.
“La escultura es una metáfora el globo terráqueo cuyo eje coincide el con mástil mayor de esta nave, que se inclina del mismo modo en 23 grados. El corazón de esta escultura representa un buque: Nao Victoria. Los círculos de acero que lo contienen, muestran su itinerario, su viaje de circunnavegación de rumbo fijo hacia el oeste, finalmente su llegada gracias a su tripulación heroica después de 2 años a su punto de partida, cargado de una gran verdad: La redondez de la tierra”, agrega.
Esta obra de arte público también fue conceptualizada como un homenaje a los pueblos originarios, que poblaron la Patagonia y Tierra del Fuego hace más de diez mil años. En opinión de Gazitúa, “los círculos en el monumento simbolizan la primera universalización” realizada hace más de diez mil años, mientras que las luminarias de la obra siguen el trazado de la constelación de Orión, que formaba parte de la mitología del pueblo Selknam.
La propuesta de Francisco Gazitúa fue escogida el pasado 8 de junio por un jurado de once miembros encabezado por el Presidente de la República, Sebastián Piñera, e integrado por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, la Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, y el Subsecretario de Obras Públicas, Cristóbal Leturia, entre otros.
¿Qué parte de esta pronta escultura en acero logrará ser besada por sus visitantes?
Ya saben, solo faltan 100 años más para que la historia y la dedocracia vuelva a surgir en Magallanes desde oscuros salones y hacia todo el país por un titiritero ministerio en Santiago.
Lo importante es que como artistas y ciudadanos no dejemos que surja nunca más esta infame falta de ética y respeto a tantos artistas destacados y talentosos que tiene nuestro país y se les castra la posibilidad de participar en honorables concursos y de gran trascendencia histórica que son con el dinero de todos los chilenos. Es importante señalar que cuando los concursos son abiertos, y por estos montos, llegan casi 100 propuestas de artistas y en gran parte de los casos no son los artistas curriculares y reconocidos los que los ganan, sino talento joven y fresco, lo que le hace aún mejor al arte público y a la sociedad.
Por eso es tan importante el anonimato, la democracia y la transparencia.
Despierta Chile, la dedocracia divide al país y a la comunidad cultural !
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